quinta-feira, 19 de julho de 2007

A vida prodigiosa de Mischa Cotlar

“La ética sin ciencia es ciega, y la ciencia sin ética es coja”.
“Sin cultura ética --basada en el amor y la cooperación; no en la rivalidad, la competencia o el deseo de poder-- difícilmente habrá solución a los grandes problemas de la humanidad”.
“Sin cultura ética, el desarrollo de la tecnología será como un arma peligrosa en manos de un niño”.
“Sin cultura ética, no habrá riqueza en el interior de los hombres. Si uno necesita lujos y placeres excesivos es porque su interior esta vacío”.
“Es necesaria una intensa y urgente difusión de las nociones básicas de la ética, para que se comprenda que los problemas humanos no se resuelven por la violencia o el poder sino mediante facultades superiores, latentes en todos los seres humanos”.
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Fue admitido como miembro de la Unión Matemática Argentina; pero no como profesor universitario, por carecer de educación formal.
Lo rechazaron más de una vez, hasta que un célebre matemático norteamericano resolvió el problema. Marshall Harvey Stone, director del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Chicago, había conocido a Cotlar en Buenos Aires. Deseoso de llevárselo a Estados Unidos, lo instó a que solicitara una beca Guggenheim. Cotlar lo hizo, con la recomendación de otro gran matemático norteamericano –George Birkhoff—y ganó el subsidio; pero no para ir a Chicago sino a Yale. Pasó allí un semestre, trascurrido el cual Stone logró que le renovaran la beca, pero con el fin de perfeccionarse en Chicago, donde en 1953 Mischa recibió un doctorado.
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La modestia de Cotlar era conmovedora. Sadosky solía contar esta anécdota:
Cuando le ofrecieron una cátedra en la Universidad de Ciencias Exactas, Mischa se quejó porque consideró que el salario era excesivo. El decano, José Babini, cortó toda discusión con estas palabras: “Mischa, ¿no le da vergüenza, a usted que es un hombre de ideas filosóficas, estar discutiendo asuntos de dinero?”.
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por Rodolfo Terragno (de facto, o autor)